Esta lengua no surcó los amargos lirios de la ultimísima tormenta, pero él la quiere. Traba mi mandíbula cada noche despertar es dolor y dolor. Otra vez ha aparecido él se jacta: sombra, fantasma una lengua de humo un lugar para habitar decir y sentir la boca que acontece. Él es un murmullo en esta vívida fantasía de existir así me habla: no hay porvenir ni rincones ni lugares de reunión ni otros. Quiere la lengua esa puerta del alba las primeras palabras. Detonar las montañas bajar los nidos de estos alegres pájaros que duermen.